Seres invisibles
Resulta cómodo confundirse con el paisaje. Protegerse entre colores similares, para no destacar demasiado. Escondernos, por puro instinto de protección o de supervivencia. Nadie podrá quitarnos lo que quizás nunca lleguemos a ser, nadie podrá tomar siquiera unas cuantas monedas de ese tesoro de valor incalculable que guardamos en nuestro interior si lo mantenemos oculto a los ojos de todos.
Pero tal vez, solo tal vez, de tanto ocultarlo, puede que algún día traspasemos el umbral de esa locura, que nos hace creer que todo aquello que no vemos o no podemos tocar, no existe y nos comencemos a desdibujar trazo a trazo hasta convertirnos en seres invisibles.
Cuanta energía malgastada en ese pulso entre el valor y el miedo, que cada día nos disputamos mano con mano, hasta que paramos atención, para descubrir, que las dos manos, son nuestras y es en ese momento, en que nos sabemos ante una derrota segura, en que el dolor se hace casi insoportable.
Pero a pesar del dolor, tomar de nuevo el pincel entre las manos y dibujarnos de nuevo, color a color, caricia a caricia, sueño a sueño, realidad a realidad, a eso se le llama vida y la vida es algo que no me quiero perder.
Brisa Urbana
Fotografía: Brisa Urbana.
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