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Claraboya

Olvidar

Olvidar

Soltar para olvidar. Así es más fácil perdonar.

Hoy dejo en blanco la imagen que tenía de ti y te tomo de nuevo, sin más preámbulos, sin juicios anteriores, sin dolor, sin recuerdos turbios, te tomo así, transparente sin más imagen que la que te refleja en la pupila de mis ojos oscuros y es entonces cuando me atrevo a mirarme de nuevo al espejo, para poder verte en él sin sobresaltos.

Me miro y te reconozco y como si fuera la primera vez que te veo, te miro despacio, tanto, tan despacio, que mi respiración se hace imperceptible, tus labios me parecen más rojos que nunca, más carnosos, más deseables y me aparto del espejo, para encontrarme en ellos.

En ese juego de solitarios espejos, que me atrapa en su laberinto de cristal, solo cabe la verdad, el compromiso, la evolucionada inocencia, las aguas tranquilas de mi experiencia, de dudas y certezas, de pasión por la vida, de piel, de amor, de coraje y dulzura.

Y después de verme, de mirarme con la libertad con la que solo los más pequeños y los más grandes se atreven a hacerlo, me vuelvo a subir de puntillas en esa escalera improvisada, para mirarme a través del espejo y entonces me veo, me sorprendo de poder seguirme sorprendiendo y me quedo en esa experiencia, en el placer de unos minutos robados al tiempo, para que no se pierda en el espacio de la infinita locura del pasado.

Brisa Urbana

Fotografía: Alfonso Breznes

 

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