Abstracto
Casi cada mañana coincidíamos, primero en el portal, luego en el autobús y por último en el ascensor de la empresa.
Su traje gris, aunque a veces lo llevará de otro color, su mirada también gris, aunque en realidad tenía los ojos azules, y lo más curioso su maletín, que también era gris, aunque su piel marrón se empeñaba en conjuntar con sus zapatos también grises.
Nunca contesto a mi saludo, nunca levantó más que lo imprescindible su mirada del diario. El era gris.... pero yo a todas luces era invisible.
Una vez salía del ascensor mi invisibilidad, se llenaba de formas, colores y volvía a la realidad. El no estoy segura, pero a veces a unos despachos de distancia una sombra parecía bailar al ritmo del tiempo.
En esa mañana fría de enero, ambos habíamos coincidido de forma casual a una hora más temprana de lo habitual, las calles desiertas, el autobús con dos únicos ocupantes, con un conductor distinto, y el ascensor de la empresa, dormitando en la planta baja, pero con sus puertas abiertas, en actitud acogedora.
Un destello en su mirada me hizo pensar al entrar en el ascensor que no entraba sólo, yo estaba con él, una lenta sacudida y una luz de emergencia que se encendió en el interior dominado por la repentina oscuridad, me hizo pensar.... que......., pero deje de pensar cuando pausadamente pronunció mi nombre y en aquella oscuridad pude ver un paraíso de colores donde minutos antes sólo existían sombras.
Brisa Urbana
Su traje gris, aunque a veces lo llevará de otro color, su mirada también gris, aunque en realidad tenía los ojos azules, y lo más curioso su maletín, que también era gris, aunque su piel marrón se empeñaba en conjuntar con sus zapatos también grises.
Nunca contesto a mi saludo, nunca levantó más que lo imprescindible su mirada del diario. El era gris.... pero yo a todas luces era invisible.
Una vez salía del ascensor mi invisibilidad, se llenaba de formas, colores y volvía a la realidad. El no estoy segura, pero a veces a unos despachos de distancia una sombra parecía bailar al ritmo del tiempo.
En esa mañana fría de enero, ambos habíamos coincidido de forma casual a una hora más temprana de lo habitual, las calles desiertas, el autobús con dos únicos ocupantes, con un conductor distinto, y el ascensor de la empresa, dormitando en la planta baja, pero con sus puertas abiertas, en actitud acogedora.
Un destello en su mirada me hizo pensar al entrar en el ascensor que no entraba sólo, yo estaba con él, una lenta sacudida y una luz de emergencia que se encendió en el interior dominado por la repentina oscuridad, me hizo pensar.... que......., pero deje de pensar cuando pausadamente pronunció mi nombre y en aquella oscuridad pude ver un paraíso de colores donde minutos antes sólo existían sombras.
Brisa Urbana
11 comentarios
Brisa -
Esquivando: Eso suele pasar, suerte que a mí ese día me vieron.... :D, pero hay otros días que.... /Saluditos.
Esquivando -
Moonsa -
Brisa -
Hija de la Luna -
La invisibilidad, si te la tomas como una opción, puede ser toda una bendición, pero si no lo es... bueno, q yo soy la q se disfraza, no es agradable ver q nadie te ve.
supongo que el hombre gris tb se sentiría invisible, enfundado en su metárofa de color indefinido, y que ambos os sentísteis descubiertos en un mismo instante, en aquel ascensor...
Un besote!
Brisa -
Miramar, si que pueden ser un peligro :D, sobre todo según con quien te quedes encerrado.... :))
Corazón, Para mi la comunicación es muy importante, la de cosas que nos perdemos por falta de ella....
J* :)) Glub!! Glub!! :))
El Fugitivo: Alguna vez igual no estaría tan mal poderse hacer invisible, pero no me gusta sentirme invisible, :-)
El fugitivo -
Aúnque a veces lo podemos parecer ;-)
J* -
Corazòn... -
Esta ha sido una clara lecciòn de que no somos invisibles... e igual hay gente que sabe q existimos...Un saludo.
;o)
Miramar -
¿Alguién se quedó alguna vez encerrado en uno de ellos?
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Moonsa -