Y después de la navidad, que...?

Pasó la navidad. Para algunos, un cúmulo de excesos alimentarios, para otros un exceso de simulaciones, para otros pocos, el reencuentro con una agradable rutina que se repite año tras año, para otros tantos la experiencia de la tristeza, de la nostalgia de unas navidades que ya no volverán a ser lo mismo que antaño, el recuerdo de los que ya no están con ellos. Para la mayoría, un intento de encajar en un lugar, en un concepto, en un momento, en unas fiestas que parecen estar construidas con un molde, al que pocos logran adaptar su forma, como si del zapato de cristal de cenicienta se tratará y nuestro píe fuera tres tallas más grande.

Personalmente, tanto descontento, me produce un cierto desconcierto. ¿Que se oculta en realidad detrás de tanta insatisfacción? ¿Nos sentimos con la suficiente libertad para elegir? ¿Que nos impide en verdad, crear nuestro propio molde, darle una connotación diferente? ¿Que está pasando con nosotros?...

Hoy alguien me ha recordado que, lo que sentimos tiene que ver con nosotros mismos, no con lo que está sucediendo, con la situación que estamos viviendo, entender eso nos ofrece la libertad de poder elegir lo que experimentamos, por ejemplo sentir el amor y la alegría, compartirla.

Ya lo dice la sabiduría popular "Cuando nacemos rompemos el molde" Somos únicos e irrepetibles, como las piezas de un gran puzzle. Probablemente por separado no se puede apreciar nuestra belleza, pero si unimos nuestras manos, para unir nuestras piezas, podemos llegar a sorprendernos con la magia de la nueva visión que se genera ante nuestra muda mirada.

¿Que está pasando conmigo? Si me detengo, observo, siento, me escucho, sin duda me llegan un montón de respuestas y de nuevo, me veo obligada a elegir, a veces ponerse en acción pasa por la posibilidad de detenerse.

Una sonrisa y mucho amor para el camino. Me han dicho que quita la sed y te ofrece una agradable sensación de saciedad.

Brisa Urbana

Foto: J.R.