Alma
Llovía en su interior, de pie entre dos mundos, Brisa, sentía perdida la mirada al otro lado de su ser, contemplaba en su reflejo impasible, como una a una iban resbalando las lágrimas por su rostro, lo recorrían lentamente, algunas reposaban entre sus pestañas, antes de lanzarse a la aventura de su recorrido. Estaba desnuda de espaldas al mundo, cubierta solo por un manto de impotencia y un sentimiento de pérdida. El espejo robaba su reflejo, aprovechándose de su vulnerabilidad. Cada uno de los poros de su piel sentía la tristeza que la acontecía y en ese momento, le acontecía mucha.
No luchaba contra la humedad, ni ejercía resistencia sobre sus emociones, sencillamente las reconocia, las aceptaba, las dejaba pasar, como si a su marcha, todo pudiera quedar como antes de su inesperada aparición, pero nada fué igual a partir de ese momento.
Dejo de llorar, aunque no pudo abandonar la tristeza así que la llevó consigo, como si fuera parte de su equipaje de mano, sin mediar palabra, comenzó a avanzar, no estaba segura de hacía adonde se dirigía, solo timidamente lo intuía, necesitaba ayuda, pero no estaba segura de poder obtenerla, así que primero un paso y luego el otro, sola, a pesar del murmullo que la acompañaba. Sola. Dejo de oir su propia voz, reconoció su respiración junto a sus huellas, en el silencio del camino y en su mente solo lograba construir un pensamiento "Esperanza".
Brisa Urbana
Imagen: Pintura de Nieves Asensió
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