Lo que se espera de mí ¿Me desespera?
Puede que me desespere más lo que no se espera de mí, aunque la mayoría de las veces se hace cómodo, la falta de presión, que me permite marcar mi propio ritmo en el logro a conseguir.
Todavía hay demasiadas personas que confunden sensibilidad, amabilidad o empatía, con debilidad. Que elevan a la categoría de defecto un Don que todos poseemos en mayor o menor medida aunque no siempre nos atrevemos a expresar con libertad. Ser sensible, actuar con sensibilidad hacia los demás es una filosofía de vida y no necesariamente una carencia en la manera en que gestionamos nuestras emociones.
A mí me gustan las personas sensibles, que son capaces de con su fortaleza, sobreponerse al miedo que suele surgir cuando los demás permiten aflorar sus emociones, que son capaces de escucharlas sin juicios, sin consejos, sin direccionarlas, que son suficientemente valientes, sinceras, como para expresar las suyas propias desde el respeto así mismos y al prójimo.
Soy consciente de esa necesidad de equilibrio entre como nos relacionamos con los demás y nuestra relación con nuestro propio entorno interior.
Hoy pensaba escribir sobre la desesperanza que siento a veces ante los oídos del corazón sordos y he acabado escribiendo sobre la esperanza que me inspira cuando alguien es capaz de mirarte desde el corazón, sin esperar o tal vez esperando que sea todo lo que puedo ser.
Brisa Urbana
Imagen: Brisa
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