Con la cabeza en las estrellas
A veces para percibir que tocas el suelo, necesitas sentir que estás tocando el cielo.
Estar conectada por los dos puntos que me unen a la vida, sentir que mi eje central es inamovible, por mucho que todo convulsione a mi alrededor. Despertar y aun con la sensación de no haber dormido, darme cuenta de que entre esos dos puntos hay un límite que va más allá de la realidad concebida como tal.
Hay días en los que, cuanto más parece que nada parece lo que es, me siento más confiada y segura de mí misma, como si mi percepción traspasara la rutina de conceptualizarlo todo, en la certeza que da, mirar con el corazón.
Y así, dejándome llevar para mirar la vida con cierta perspectiva, todo sucede de una forma clara y precisa.
Días felices.
Brisa Urbana
Imagen: Un regalo de Clo
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