La rebelión de mis palabras
Un paisaje de calma, de belleza inusitada vivida, un reflejo, una mirada, una captura digital, un momento, un kit-kat con mi mundo interior, no quiero convertirme en una extraña en mi propia vida, se que no lo soy, pero es tan fácil el olvido cuando no cultivamos el amor, que estos días he decidido regalarme un poco de mí, a mí misma, de ternura, de cariño, de tiempo, de paciencia, de escucharme, de aceptarme, de reconciliarme con mi corazón.
Cautivamos miradas, sonrisas, caricias, besos, palabras hermosas que pierden su frescura, su espontaneidad y su belleza al estancarse en el miedo a ser juzgadas, que enmudecen ante la posibilidad de retarse contra nuestro orgullo, que se ocultan como un secreto oscuro, matando su única posiblidad de germinar su belleza en otro, en el mismo acto de ser pronunciadas como un engendro de amor y al morir dejan un poso de tristeza para cubrirnos como una niebla.
Como me gusta querer, como me gusta disfrutar de las sensaciones que me producen los gestos de amor. Mirando está imagen sentí, como si mis palabras cautivas se rebelarán en todo mi ser y rompieran mi silencio para expresar tantas cosas hermosas que siento y pensé que seguramente alguien me diría aquello de... "eres demasiado sensible" y pensé.. es probable.. ¿y qué? me gusta mi sensibilidad y disfrutar de la sensiblidad de las personas con quienes comparto mi vida.
Creo que la sensibilidad es para el corazón como el tacto para la piel.
Imagen cedida por Nadia. "Gracias por ayudarme a descubrir que para tocar el cielo, no siempre se necesita llegar a la cima más alta"
Brisa Urbana
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